Luz Araceli González: México y su errático actuar internacional
Mientras el mundo mira con atención los graves sucesos en el Medio Oriente particularmente en la región de Gaza y se toman posiciones contundentes ya sea por una parte condenando los ataques perpetrados por Hamás al Estado de Israel y se declaran como actos terroristas, o por otra, alarmándose por la respuesta desproporcionada del gobierno israelí antes estos ataques pues se cuestiona la agresiva respuesta del gobierno de Netanyahu que no considera ni respeta las convenciones y tratados internacionales del derecho de la guerra también conocido como derecho internacional humanitario, Andrés Manuel López ha preferido mantener una posición como la avestruz.
Dada la gravedad de los acontecimientos, particularmente las flagrantes violaciones a los derechos humanos de las poblaciones de ambas partes y la devastadora crisis humanitaria que se está viviendo en Gaza, no debiera haber espacio para la neutralidad.
Las acciones militares del gobierno israelí contra la población civil de Gaza han generado contundentes respuestas de condena dada la desproporción de los ataques que han tenido como blancos campos de refugiados, hospitales, escuelas y decenas de edificios de vivienda y hasta oficinas de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales.
El secretario general de las Naciones Unidas Antonio Guterres ha condenado los ataques de Hamás al tiempo que ha señalado reiteradamente la ilegalidad de la respuesta israelí declarando improcedente el cerco sobre Gaza. Otros gobiernos reprueban la desmedida respuesta israelí que está costando la vida y la dignidad a millares de palestinos.
También intelectuales y académicos se han posicionado de manera contundente en torno a este conflicto incluso el investigador israelí Raz Segal, de la Universidad Stockton ha repudiado las acciones de su propio país y declarado que lo que está haciendo el gobierno de Netanyahu sobre Gaza es un “genocidio de manual”. Estamos ante un momento de definiciones y no de evasiones fundamentadas en justificaciones juridicistas y de principios.
La posición del gobierno mexicano encabezada por el presidente no representa el sentir de toda la población y menos aun cuando se ha escudado en su propia interpretación de la Constitución mexicana para justificar una falsa neutralidad.
Si bien el artículo 89 en su fracción X establece que le corresponde al presidente dirigir la política exterior y otras responsabilidades en materia internacional fincadas en ocho principios rectores, mismos que en las mañaneras varias veces AMLO los ha referido: autodeterminación de los pueblos, no intervención, solución pacífica de controversias, proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en la relaciones internacionales, igualdad jurídica de los estados, cooperación internacional para el desarrollo, respeto, protección y promoción de los derechos humanos y lucha por la paz y la seguridad internacionales, estos no son una camisa de fuerza ni razón para evadir la responsabilidad que implica un posicionamiento claro.
La historia de la política exterior de México nos muestra cómo las distintas administraciones en el gobierno los han aplicado e interpretado de manera pragmática. Los principios constitucionales deben ser una guía en el actuar y no la justificación para la inmovilidad ante los requerimientos urgentes que demanda el rumbo de los acontecimientos mundiales.
Es a todas luces falso que el presidente de la República se escude en el principio de no intervención y de promoción de La Paz para expresar la neutralidad del país frente al conflicto entre Hamás e Israel cuando ha hecho exactamente lo contrario en el caso del conflicto diplomático que se vive con Perú ya que el presidente expresó abiertamente su total apoyo a Pedro Castillo en su intentona de autogolpe de Estado, o bien sus continuas injerencias en los procesos electorales en Colombia, Argentina e incluso Estados Unidos. No podemos dejar de mencionar otras intervenciones del presidente mexicano en temas internos en Cuba, Venezuela y Nicaragua por sólo citar algunas de las veces que desde la mañanera ha hecho declaraciones a favor o en contra de los asuntos de otros Estados.
La administración actual ha hecho de los principios constitucionales una justificación que se usa a la medida de los deseos personales del inquilino de Palacio Nacional. El pueblo israelí lo mismo que el
palestino y todos los afectados en este enfrentamiento entre Hamás e Israel merecen que todos los Estados tomen una posición clara de condena a los actos de cualquiera de los dos bandos que vulneren la vida humana y que agraven la ya tan devastadora situación de la región.
La autora es Doctora en Relaciones Internacionales, especialista en Asuntos Globales y Política Internacional. Profesora investigadora de la Escuela de Gobierno y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey.
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