100 años del Banco de México (I)

Un día como ayer, 1 de septiembre, pero hace 100 años, el Banco de México abrió sus puertas, unos días después de su fundación el 25 de agosto de 1925 por el presidente Plutarco Elías Calles. La semana pasada, el Banco de México llevó a cabo un magno evento para celebrar este primer centenario, que incluyó la presencia de la presidenta Sheinbaum, así como un seminario que abordó temas muy relevantes como la autonomía y la comunicación de la banca central. Entre los ponentes del evento estuvieron el gobernador del Banco de Canadá, Tiff Macklem, así como Lorie Logan, la gobernadora del Banco de la Reserva Federal de Dallas; John Williams, el gobernador del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y el gobernador del Banco Central do Brasil, Gabriel Galípolo, entre otros. Otras instituciones llevaron a cabo celebraciones por este centenario y me parece excelente porque es algo que todos los mexicanos debemos celebrar.
Gracias a la existencia de un banco central tenemos un medio de pago creíble: los pesos mexicanos y además, gracias a la autonomía constitucional y a la forma en cómo se ejerce, ya no tenemos crisis sexenales desde hace treinta años y en mucho es por la instrumentación adecuada de la política monetaria que ha logrado estabilidad de precios. Sin embargo, además de lo complejo que es llevar a cabo la política monetaria, un banco central como el Banco de México tiene muchas funciones más, incluyendo parte de la supervisión bancaria, y ser agente financiero del Gobierno Federal para la emisión de bonos denominados en pesos.
En mi experiencia, mucha gente no sabe qué es lo que hace el Banco de México. En parte no es su culpa. En los planes de estudio oficiales de primaria y secundaria no se encuentra una sección sobre política económica, incluyendo la política monetaria e inclusive, considero que en muchas ocasiones ni siquiera se aborda adecuadamente a nivel preparatoria y licenciatura. Si bien el Banco de México ha hecho esfuerzos importantes por dar a conocer quién es y qué hace por medio de premios, como el “Premio Cont@cto Banxico” —a nivel preparatoria—, o “El Reto Banxico” —a nivel licenciatura—, así como el auspicio del Museo Interactivo de Economía (MIDE) y el Museo del Banco de México, todavía encuentro personas de todas las edades y con diferentes niveles de preparación académica que piensan que el Banco de México es un banco más —que toma depósitos y ofrece crédito—, e inclusive lo llegan a confundir con Banamex. Algunos saben que el Banco de México es quien imprime los billetes, pero muy pocos, en mi opinión, conocen lo que realmente hace un banco central, como el Banco de México.
Es complicado en una breve columna intentar ofrecer una explicación completa de lo que significa que un país tenga un banco central, máxime un banco central autónomo. Por ello ésta es la primera parte. Primero que nada, antes de la fundación de los bancos centrales, había dinero. El dinero funcionaba como medio de cambio al resolver un problema que los seres humanos tenemos ante la ausencia del dinero, que es el encontrar la “doble coincidencia de gustos”. Un ejemplo muy tradicional para ilustrar este problema es remontándonos a tiempos inmemoriales cuando los humanos producían un solo producto, el trigo, por ejemplo. Si esta familia productora del grano quería tener algún otro tipo de producto como zapatos, tenía que encontrar a un zapatero o a alguien que quisiera intercambiar zapatos por una cierta cantidad de trigo. Hoy sabemos que es mucho más sencillo utilizar dinero para intercambios y que todos los precios de los bienes y servicios estén denominados en pesos mexicanos o en otra divisa cuando viajamos al extranjero, pero antes el ‘trueque’ era la principal forma de intercambio. Para que se lleve a cabo un ‘trueque’ es necesario que se encuentre la “doble coincidencia de gustos”. Hasta este punto, el hecho de que el Banco de México sea quien imprima los billetes y que éstos sean aceptados como dinero ya hace muy relevante tener un banco central en nuestro país.
Ahora bien, si la cantidad de dinero en la economía no es adecuada, puede causar que la economía no funciones bien. Si la cantidad es menor que la que debería de haber, el dinero puede volverse un cuello de botella y generar problemas de liquidez, que pueden convertirse en problemas de solvencia y generar crisis. Por otro lado, cuando hay “demasiado” dinero en la economía normalmente se genera un incremento generalizado de precios al que llamamos “inflación”. Los bancos comerciales eran los que emitían billetes antes de que hubiera bancos centrales y hubo toda una discusión en muchos países si debían tener un banco central o no. Hay bancos centrales que se fundaron en el siglo XVII, como el banco central de Suecia (Sveriges Riksbank), el más antiguo, fundado en 1668 y el banco central de Inglaterra (Bank of England), fundado en 1694. Sin embargo, la mayoría de los bancos centrales se crearon mucho más recientemente. Tal es el caso del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed), que abrió sus puertas en 1913. Si bien podríamos pensar que fue porque no era un país independiente hasta mucho después que Inglaterra o Suecia, hay que tomar en cuenta que la independencia de los Estados Unidos se logró en 1776 y que tuvieron un banco central hasta casi 140 años después. México se tardó un poco más de cien años en crear un banco central desde la independencia de nuestro país en 1821 hasta 1925. Continuaré con este tema la semana que entra.
Me uno a la pena que acompaña a mi querido amigo Gilberto Romero por la reciente pérdida de su mamá, la señora Gloria Galindo Buchan, que falleció el 27 de agosto pasado. Te mando un muy fuerte abrazo, querido Gil y deseo mucha paz tanto para ti, como para tu familia.

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