Paulina Aguilar: Hecho en México: la nueva ventaja competitiva de nuestras exportaciones

México se consolidó como el décimo mayor exportador mundial de mercancías en 2024, con una participación de 2.5% en el comercio internacional; nuestro país tuvo récord histórico el año pasado de más de $617 mil millones de dólares (mdd) en exportación, superando los $593 mil mdd de 2023 (equivalente a un 4% de crecimiento anual). Este logro nos convirtió en el primer exportador de América Latina y el segundo del continente —confirmando la preferencia de los consumidores alrededor del mundo hacia los productos mexicanos.
La marca “Hecho en México” es una apuesta para posicionar mundialmente nuestra economía, incorporando gradualmente las PyMEs del país a las cadenas de valor globales, como parte del Plan México propuesto por la presidenta Sheinbaum.
El “Hecho en México” no es una mera declaración de nacionalismo vacío o una campaña de publicidad que se relanzó hace unos meses, sino un llamado a reconocer que lo producido en México compite con lo mejor del mundo.
Se anticipa que este año será atípico para el comercio internacional, atribuido al complejo entorno global que estamos viviendo: incertidumbre por los aranceles del gobierno americano, disminución de demanda por la cautela en los países y reestructura en las cadenas de suministro globales, aunado a las amenazas de los recientes conflictos en Medio Oriente.
Y es aquí donde el “Hecho en México” debe convertirse en la voz de nuestras empresas frente a nuevos mercados y oportunidades.
El distintivo aplica para cualquier producto cuya fabricación, manufactura o ensamblaje se realice en territorio nacional, además de cumplir con estándares de calidad y excelencia en su cadena de suministro. La narrativa de origen debe ser profunda y estratégica, anclada en nuestra capacidad productiva, nuestra tecnología y una fuerza laboral competitiva.
El “Hecho en México” debe inspirar confianza tanto en las grandes corporaciones como en las millones de micro, pequeñas y medianas empresas, porque son estas últimas las que más se benefician de una marca país fortalecida —al enfrentarse diariamente a los retos de flujo de capital, incertidumbre geopolítica y ajustes macroeconómicos.
Varias investigaciones respaldan la correlación de una marca país fuerte y el impacto directo en variables económicas clave, influyendo positivamente en su presencia en el mercado internacional y el aumento de sus exportaciones, la inversión extranjera directa que reciben y sus efectos en el capital humano. Me parece que la marca “Hecho en México” puede volverse un activo comercial con potencial de influir en precios, competitividad y acceso a financiamiento.
El “Hecho en México” puede ser una herramienta diferencial para las y los empresarios del país, volviéndose un respaldo de confianza para los compradores globales. El distintivo debe ser más que una estampa, debe ser una invitación a repensar procesos: desde la trazabilidad y la certificación, hasta la apertura de canales de exportación en nichos que valoran la calidad de los productos.
Al primer trimestre de 2025, el comercio exterior total de bienes mexicanos a Estados Unidos aumentó 6.2% y 1.3% al resto del mundo —equivalente a un 5.4% de crecimiento con respecto al año pasado, sobrepasando los $143 mil millones de dólares.
Los incrementos más importantes se dieron en las exportaciones de maquinaria y equipo especial para industrias diversas (50.2 %), de productos de la minerometalurgia (31.9 %), de productos metálicos de uso doméstico (11.2 %), de equipo profesional y científico (11.0 %) y de productos automotrices (6.2 %). Además, el aumento anual de las exportaciones de productos automotrices se derivó de incrementos de 6.5 % en las ventas canalizadas a Estados Unidos y de 4.0 % dirigidas a otros mercados.
Se estima que las exportaciones de Nuevo León crezcan 5% este año, superando los $57 mil mdd del año pasado.
En las últimas semanas, se ha reportado un incremento en las solicitudes para obtener el “Hecho en México” por parte de las y los empresarios del país, revelando la conciencia del valor comercial que representa este distintivo. Considero que complementar el distintivo con asesoría profesional, acceso a capital y acompañamiento sumaría aún más valor para que las MiPyMEs puedan aumentar su competitividad.
Apostar por la marca “Hecho en México” es más que un acto de orgullo nacional, es una decisión económica inteligente.
Si en las próximas décadas queremos que nuestras exportaciones escalen en valor agregado, debemos posicionar a México no sólo como fábrica del mundo sino como referente de calidad, innovación y confiabilidad.
Que cada etiqueta “Hecho en México” represente únicamente un origen, sino un estándar global.
La autora es co-founder y Chief Revenue Office (CRO) de MUNDI.

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