Presupuesto educativo e inequidad: ¿van de la mano?
Hoy más que nunca es necesario recordar que los recursos financieros que cubren todas y cada una de las acciones gubernamentales provienen del pago de impuestos y derechos que cada mexicana y mexicano hace a la federación. Cada año, el Ejecutivo federal elabora un documento de política pública en el que se describen la cantidad, la forma de distribución y el destino de los recursos públicos para los tres poderes, los organismos autónomos (los que queden) y las transferencias a los gobiernos estatales y municipales, y se gasta en el ejercicio fiscal. Este documento es el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación.
También cada año, la Cámara de Diputados decide qué modificaciones se harán al proyecto presentado y en diciembre se debe aprobar el Presupuesto para el ejercicio fiscal siguiente. Este año no hubo sorpresas, la presidenta Claudia Sheinbaum decidió dar continuidad a las políticas de su antecesor y destinar la mayor proporción de recursos de educación a los programas de becas y al programa La Escuela es Nuestra. Es mediante este último programa con el que se atiende gran parte de las necesidades en materia de infraestructura educativa, destinando los recursos a las prioridades que establecen las comunidades educativas.
Pero también en el Presupuesto federal se considera que la infraestructura educativa se puede atender con recursos del Fondo de Aportaciones Múltiples Infraestructura Educativa Básica (FAM IEB), que es coordinado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y que es uno de los fondos que integra el famoso Ramo 33, con el que son redistribuidos los recursos públicos a cada estado.
El objetivo del FAM IEB es que los planteles educativos públicos de preescolar, primaria y secundaria cuenten con condiciones adecuadas de infraestructura física educativa. ¿Qué quiere decir esto? Que se garantice lo básico: electricidad, agua potable, sanitarios y lavabos en las escuelas. Como ya hemos señalado, en Mexicanos Primero estos básicos son necesarios para que haya condiciones dignas en las escuelas y que niñas, niños y adolescentes aprendan. En los últimos dos años, los recursos del FAM IEB han sido de más o menos 13 mil millones repartidos entre las 32 entidades federativas.
Esta cantidad, que puede parecer muy grande, no ha aumentado significativamente en los últimos años e incluso entre 2023 y 2024 disminuyó. Ahí ya encontramos inequidad, ya que las necesidades en materia de infraestructura no paran de crecer, las escuelas siempre requieren un mantenimiento mínimo, como el que realizamos en nuestros hogares.
Además del acceso a servicios, es necesario impermeabilizar, pintar, mantener las instalaciones hidráulicas y un largo etcétera. Y nos encontramos de nuevo con inequidad en la asignación que se hace a cada uno de los estados, no se dan más recursos a los que mayores carencias tienen en materia de infraestructura: Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Nayarit y Durango. El FAM IEB se reparte considerando la matrícula pública de educación básica y educación especial, la población que no asiste a la escuela, el crecimiento poblacional, el índice de marginación y el índice de migración interestatal, cuestiones que poco o nada se relacionan con las condiciones de las escuelas. Por lo tanto, termina recibiendo más recursos el Estado de México, que cuenta con una matrícula cercana a los 3 millones de estudiantes, pero en la que tres de cada cuatro escuelas sí tienen sus necesidades básicas cubiertas. Y se ven afectados estados como Guerrero y Oaxaca, en donde más de la mitad de las escuelas no tienen servicios básicos completos.
¿Qué pasará en 2025? ¿Se podrá asignar de manera equitativa? La bolsa propuesta para el FAM IEB en el proyecto de presupuesto es de 13 mil 762 millones de pesos, lo que ya representa un aumento respecto al 2024. Pero aún no hay decisiones tomadas, y es posible realizar ajustes en la forma de distribuir los recursos para favorecer a los estados que tienen mayores carencias. Una distribución equitativa del presupuesto educativo debería ser una prioridad tanto de los diputados como de la presidenta Sheinbaum, el presupuesto educativo y la inequidad nunca deben ir de la mano.
La autora es Directora de Monitoreo de Indicadores Educativos.
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