La huella del poder
Profesora-Investigadora, Facultad de Ingeniería de la Universidad Panamericana.
Hace algunos ayeres, Bacon y su secretario, Hobbes, discutían sobre el valor del conocimiento y el poder; el poder que surge de conocer al máximo una disciplina y por ello, entender las mejores soluciones a un reto. Años más tarde, Hobbes postuló: “scientia potentia est”, popularizada como “conocimiento es poder”, pues el conocimiento permite tanto entender el entorno, como influir en él. Desde entonces y permeando a muy diferentes contextos, la idea sigue vigente.
Tres siglos después vivimos en la llamada sociedad del conocimiento (Ducker, 1969), donde el conocimiento impulsa la innovación, genera desarrollo social y económico, y permite una colaboración global al transmitir el conocimiento.
Ackoff, Zeleny, Rowley plantearon una jerarquía del conocimiento por niveles de agregación y trasformación a saber: los datos se convierten en información al organizarse y ponerse en contexto; la información se vuelve conocimiento cuando se interpreta, se aplica y se hace servir; y el conocimiento se convierte en sabiduría cuando se utiliza con ética para el bien común. En la sociedad del conocimiento, la jerarquía es importante y tiene huella.
El campo de trabajo de las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) es precisamente el relacionado con el procesar, gestionar y comunicar de forma eficiente el conocimiento. Incluye las herramientas y recursos tecnológicos para tal efecto. Hoy, en la era digital (también era de la información) tenemos poder que viene del conocimiento. El conocimiento que viene del acceso a la información y su democratización, de tener comunicación e hiperconectividad en tiempo real, el conocimiento que mejora sustancialmente la calidad de vida.
Las TIC puedes ser tangibles, físicas (hardware) e intangibles o virtuales (software) y su industria tiene un escenario muy prometedor. Según Deloitte (2023), la industria digital crecerá de forma anual en un 5 por ciento hasta el 2030 y contribuirá en 2.3 trillones de euros a la economía global. Los empleos se incrementarán en un 45 por ciento para llegar a los 80 millones y la inversión en investigación y desarrollo aumentará en un 50 por ciento. La industria de las TIC crecerá y con ella crecerán también el impacto que tendrán positivo o negativo en la naturaleza.
Por un lado, el impacto positivo que las TIC tienen en el medio ambiente está relacionado con la capacidad de tomar decisiones en función de los datos – información – conocimiento para una correcta gestión de los recursos naturales renovables y no renovables, para la eficiencia energética, para los procesos de remediación, etc. Por otro lado, el impacto negativo incluye, entre otros: emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), alto consumo energético, extracción de materiales para la fabricación de dispositivos y desperdicios generados.
Respecto a la huella de carbono de TIC representa el 8 por ciento de los GEI globales, según estudio de Belkhir y Elmeligi (2018). En comparativa, ese 8 por ciento global es el doble de las emisiones globales de la aviación. Los centros de datos y la fabricación de laptops representan respectivamente el 45 por ciento y el 24 por ciento de las emisiones de la industria.
Por su parte, las emisiones GEI globales de las redes sociales han generado en los últimos 10 años, 450 millones de toneladas de CO2, según datos de Batmunkh (2022). De nuevo en comparativa, las emisiones anuales de un consumidor típico de streaming se equiparán a tomar 10 vuelos a América-Europa.
Finalmente, algunas ideas respecto al tema TIC y los retos ambientales por superar:
· La digitalización ayuda a descentralizar la información, sin embargo, el alto volumen de almacenamiento generado conlleva a un incremento del uso de energía.
· La investigación y el análisis multidisciplinar permitirá minimizar los impactos negativos al entorno.
· Regular y tener legislación ambiental respecto a TIC será la estrategia clave para implementar las mejores TCI y generar un impacto positivo.
· Los sistemas y tecnologías digitales tienen un impacto transformador en nuestra capacidad para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Bacon y Hobbes fueron contemporáneos a Shakespeare, no tuvieron que seguirlo por redes sociales, ni ver una película con su argumento, fueron al Globe Theatre y lo disfrutaron en su apogeo, su huella fue baja. El mundo cambió y vivimos diferente gracias a las TIC. La empresa que maneje de forma sostenible sus TIC será la empresa que realmente pueda ejercer el poder en su entorno de actuación y llegue a la sabiduría para la toma de decisiones, pensando en el bien común, pensando en el cuidado del planeta. Así entonces, su huella del poder debería ser muy responsable, debería ser muy baja.
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