La inflación en Estados Unidos se dispara y los mercados se ajustan
Presidente de Bursamétrica
La inflación del gasto del consumidor subyacente (PCE), el principal indicador de precios seguido por la Reserva Federal (FED) para la toma de decisiones de política monetaria, observó un disparo inesperado en 0.6 por ciento mensual en enero, desde el 0.4 por ciento de diciembre, equivalente a una tasa anual del 4.7 por ciento desde el 4.6 por ciento del cierre del 2022. Aún y cuando todavía no conocemos los datos de febrero, en enero la inflación al consumidor solo bajó del 6.5 por ciento al 6.4 por ciento, y la subyacente también observó una reducción marginal del 5.7 por ciento al 5.6 por ciento anual. Es probable que los siguientes datos pudieran mostrar también dificultades para que la inflación siga bajando. Bajar del 9.0 por ciento al 6.0 por ciento fue fácil. Lo que sigue, está cuesta arriba.
Ante esta evidencia, los mercados financieros globales sufrieron cierto ajuste. Hay que recordar que durante enero, los mercados estuvieron en modo de euforia, descontando una inflación a la baja, y la posibilidad de que la FED dejara quietas las tasas en 5.0 por ciento para marzo, moderando la magnitud de sus incrementos, y volviera a iniciar un ciclo bajista de tasas hacia finales del año.
Los mercados están empezando a reconocer que la inflación no va a bajar tan fácilmente y que la FED va a tener que aumentar sustancialmente la tasa de Fondos Federales en los siguientes meses. La tasa de los bonos del Tesoro a 10 años llegó a 3.95 por ciento anual, desde 3.48 por ciento que tocó el 16 de diciembre y el 20 de enero pasados, aunque todavía se encuentra abajo del 4.22 por ciento que se tenía como máximo el 21 de octubre de 2022. Ante esta expectativa, el dólar ha reinciado su fortalecimiento en relación a la mayoría de las divisas. El índice DXY cerró en 105.17 vs. 101.9 mínimo reciente del 17 de enero pasado.
Los índices de las bolsas americanas han descendido desde sus lecturas más elevadas del pasado: El Nasdaq ha bajado en 11.77 por ciento desde el máximo reciente de octubre del 22 y -27.78 por ciento respecto al máximo histórico de noviembre del 21. El S&P 500 ha bajado en 7.25 por ciento respecto de octubre del 22 y -15.49 por ciento respecto a noviembre del 21. Sin embargo, ambos Índices presentan rendimientos positivos en el año; el Nasdaq se ubica 9.41 por ciento y el S&P500 en 3.40 por ciento respecto al cierre del 22. ¿Cuánto más pudieran bajar, y qué efectos pudieran acarrear?
Los precios de las acciones están todavía sobrevaluados bajo distintas ópticas. Uno de los indicadores más utilizados es la relación precio/utilidad promedio del mercado (P/E). En el caso del S&P, el índice está en 18 veces. Hace unos 15 meses que escribí al respecto, se encontraba en 23 veces, y concluíamos que se tenía una sobrevaluación cercana al 30 por ciento, en relación al promedio histórico de este indicador. A 18 veces actuales se podría apreciar una sobrevaluación de alrededor del 10 por ciento.
Sin embargo, si utilizamos el Indicador ajustado por crecimiento esperado en las utilidades de las empresas, (P/EG) el diagnóstico cambia radicalmente. El consenso de los analistas estimaba a principios del año un incremento en las utilidades de las empresas del 10 por ciento anual para este ejercicio. El Indicador ajustado por crecimiento sería de 1.8 veces. Éste nivel es el más elevado en décadas. Pero si después de ver los resultados recientemente reportados al cuarto trimestre que resultaron descepcionantes, y con las nuevas expectativas de mayores tasas de interés se pudiera prever una recesión hacia finales de este año o principios del 2024, y la tasa de crecimiento esperada de las utilidades se hace negativa, el indicador P/EG se haría insostenible. El ajuste del mercado tendría que ser superior al 20 por ciento o 30 por ciento.
Otro indicador reconocido es el de la Reserva Federal, que compara el nivel de la tasa de referencia con el inverso del múltiplo precio/ utilidad esperada. Hoy el múltiplo precio utilidad esperada se ubica en 16.4 veces utilidades estimadas originalmente para al cierre del año. El inverso de este múltiplo es 6.1 por ciento, que podría traducirse como el rendimiento esperado al invertir en acciones en el largo plazo. Si comparamos este indicador con la tasa actual de Fondos Federales que es 4.75 por ciento o con el rendimiento del bono a 10 años de 3.95 por ciento se concluiría que el mercado está en precios razonables. Pero si las utilidades caen 10 por ciento en lugar de aumentar en 10 por ciento como originalmente se estimaba, el múltiplo precio/utilidad estimada aumentaría a 20 veces y su inverso da 5.0 por ciento. Si en el análisis incorporamos una tasa de Fondos Federales más elevada, quizás al 5.5 por ciento o al 6.0 por ciento anual, el S&P tendría que ajustarse alrededor de un 16 por ciento aproximadamente.
La posibilidad de un ajuste de entre un 15 por ciento a un 30 por ciento en los mercados accionarios americanos abona al escenario de recesión, por el efecto riqueza inverso que se da en la economía americana.
El panorama de una inflación que no cede, una economía americana que continúa sobrecalentada y un mercado accionario a la baja, nos lleva a una mayor probabilidad de una recesión más profunda para el 2024.
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