Mándame Whats: Delivery a la mexicana
Se escribe Caucel, pero lo pronuncian Cau-kel, pues es una palabra de origen maya. Es una comisaría ubicada en la periferia de Mérida que, repentinamente fue ocupada por una población trabajadora de ingresos medio bajos, que hace funcionar fábricas o comercios recién llegados a Yucatán.
Los pequeños negocios que se instalaron ahí para atender, desde un localito, el antojo de unos tacos o de una hamburguesa al carbón, se niegan a pagarles a Uber Eats o a Rappi el 20 o 30 por ciento de comisión por cada pedido que cobran por hacer la entrega.
Es en ese nicho, en donde Sahid encontró un negocio con el uso de la aplicación de WhatsApp. Inició en 2019, cuando su papá empezó a repartir productos de algunos “changarros” cercanos.
Es una afronta revolucionaria de ciertos nichos del mercado a los servicios que agrupan las grandes empresas de distribución urbana. No solo ocurre en Yucatán, sino en varias poblaciones suburbanas del país, ahí en donde, de a poco, parecen conformar una suerte de amenaza, producto de la resiliencia a la adaptabilidad del mexicano y un “unbundling” o desagregación
“Primero comenzó con los envíos de churros que vendía mi mamá en un puesto en el parque y ahí fue donde varios vendedores vieron eso y lo comenzaron a contactar para que les hiciera sus servicios. Le fue dedicando cada vez más tiempo y cuando vinieron los recortes por la pandemia y su jefe ya no pudo pagarle, mi papá decidió dedicarse a los repartos”, comenta Sahid.
Con la pandemia, el auge del uso de celulares y el negocio de envíos a domicilio de última milla, cobró seriedad, creció, y la alta demanda exigía emplear a más repartidores.
Los vecinos de la colonia fueron compartiendo más el teléfono del papá de Sahid, a quien enviaban un mensaje vía Whatsapp solicitando comida, despensa o que realizara cualquier otro tipo de diligencia, como recargas celulares, el pago de servicios o incluso transferencias de efectivo, a cambio de una comisión.
“El crecimiento fue bastante rápido porque muchos negocios no tenían servicio a domicilio, muchos lugares no tenían comedor, y no había servicio de pick up, fue así como creció el delivery”, señala.
Hoy, Sahid tiene un negocio en el que operan más de 50 repartidores, y gestiona al menos 8 mil pedidos al mes, todo a través de su celular y con WhatsApp.
“Los clientes nos mandan mensajes para hacer el pedido y como nosotros ya tenemos un formato en WhatsApp, solo lo llenamos poniendo los datos de los productos, lugar de compra, dirección del cliente, método de pago y comentarios”, relata Sahid quien tuvo que crecer el negocio con la contratación de personas para la logística, además de aumentar la planta de repartidores.
El servicio al cliente, dice, no se puede descuidar un minuto y cuando un restaurante de la zona o negocio le interesa implementar el servicio a domicilio, requiere hacer visitas y ofrecer los servicios. “Muchos negocios no cuentan con repartidor o les quedan mal y les cuesta trabajo conseguir gente responsable, y por ello vienen con nosotros porque estamos establecidos, tenemos un horario fijo de envíos y una red que puede hacer el servicio sin fallas”, afirma.
El manejo vía WhatsApp es vital para el negocio de Sahid; por medio de mensajes y stickers los repartidores se comunican y toman los servicios. La manera en que han creado la comunicación es ágil y funciona para todos. “Cada sticker está personalizado. Yo les tomo la foto y hago la imagen con texto para identificar si ya entregó el pedido o realizó el mandado”.
De acuerdo con Hernán Fernández, socio fundador de Angel Ventures México, red de ángeles inversionistas en el país, México siempre ha sido tierra muy fértil para todos los grupos en WhatsApp, y aunque hoy es un medio para comunicarse, ya existen varios negocios nativos de WhatsApp que realmente empiezan a escalar. “En el ecosistema nativo de WhatsApp tú puedes hacer absolutamente todo. Puedes comprar, vender, subir fotos, transacciones, recibir pagos. Entonces creo que para allá va WhatsApp. Estamos viendo cómo muchos negocios se empiezan a apalancar por medio de la app”, advierte.
En términos de inversión, para Fernández, cuyo fondo de capital de riesgo ha apostado a más de 80 startups latinoamericanas en sus 14 años de trayectoria, este tipo de proyectos son atractivos por el potencial que representan por el uso de tecnología.
¿Cómo ganan dinero?
Sahid ha establecido convenios informales con medio centenar de negocios de su barrio, quienes le generan la demanda de envíos. Él organiza a los repartidores a quienes les cobra el 10 por ciento de cada envío o una cuota fija de 100 pesos semanales, para permanecer en la red. En el último extremo, cada mensajero cobra 30 pesos por diligencia al cliente final.
Sahid es un ejemplo de un fenómeno que se repite en San Juan del Río, Querétaro, o en municipios de Hidalgo a donde llegan desde Estados Unidos, pedidos vía WhatsApp para enviar comida y flores a la novia de un migrante.
En Progreso, Yucatán, Ángel, siempre se dedicó al sector informal pero, al igual que Sahid, optó por crear una red de repartidores que se manejan por WhatsApp y stickers. Su red ha tenido hasta 74 repartidores.
Kometa.shop, una plataforma que se enfoca en proveedores de logística de última milla, estima que en el país existen al menos unos 10 mil personajes similares a Sahid o Ángel, que tienen un red de trabajo.
Un negocio que ya ofrece publicidad local
En Mixquiahuala de Juárez, Hidalgo, Emmanuel aprovechó la inexistencia de plataformas de delivery para comenzar con su negocio llamado “Mandaditos”. También arrancó en 2019 con una motocicleta y una mochila, y aunque tuvieron que pasar varios meses para que se hiciera de la confianza de su comunidad, no desistió.
Hoy tiene una red de más de 20 repartidores, y dependiendo de la demanda, a veces todos están en la calle, y dos se concentran en la administración.
“Los negocios nos comenzaron a buscar para hacer servicios exclusivos; ya llevamos dos años de trabajar con pequeñas fondas, pero ahora ya también trabajamos para restaurantes y farmacias más grandes. Con estos ya creamos alianzas comerciales para distribuir los productos y así generar un mayor ingreso para el negocio”, señala Emmanuel.
El boom inició gracias a la pandemia, fue entonces que comenzó la contratación de gente para acaparar otro municipio vecino en el estado de Hidalgo, se llama Progreso y está a 3.6 kilómetros de distancia.
“El servicio ha beneficiado a los pobladores de ambas comunidades, ya que les resolvemos el traslado de comida o medicinas, si es que no pueden moverse de sus domicilios”.
Emmanuel ha escalado sus servicios y beneficios para otros negocios, pues maneja publicidad y perifoneo en la comunidad.
“Abrí un perfil en Facebook y comenzamos a subir publicidad de los comercios que se nos acercaban. La compartí en los grupos de compra y venta y ha dado muy buenos resultados”.
Emmanuel señala que el negocio tiene futuro, ya que la región está creciendo y la generación actual ocupa mucho el delivery. “Ahora se trata de profesionalizar el negocio para brindar un mejor servicio al cliente; tenemos la idea de crear una aplicación, ya que el WhatsApp ya no es suficiente”.
Dice que su comunidad ya lo reconoce por haber sacado adelante muchos negocios durante la pandemia, e incluso, la visión de Emmanuel es seguir dando empleo a la gente de su región y generar oportunidades para quienes buscan flexibilidad en sus labores.
“En este negocio participan muchas mujeres que son quienes hacen los servicios y pueden variar su vida con el trabajo. Tengo mucha responsabilidad con las personas que trabajan conmigo y eso me hace buscar nuevas ideas y estrategias para seguir a flote”, puntualizó Emmanuel.
La oportunidad de complementar a grandes plataformas
Para Evaristo Babé, pionero del delivery en España con SinDelantal y quien tiene más de 10 años invirtiendo en startups como business angel, advierte que los proyectos locales podrían ser incluso complementarios para las grandes plataformas.
“Las grandes compañías de reparto y delivery están diseñadas para trabajar en grandes núcleos urbanos, y que vayan a un poblado con baja densidad es casi imposible o muy difícil porque perderían dinero. Aquí hay espacio para los repartos locales”, señala.
A su parecer, se requieren otro tipo de soluciones con tecnología para las necesidades de los negocios en pequeñas localidades de México y en América Latina.
“Cuando vas a un pueblo e intentas hacer un pedido a domicilio, llamas por teléfono a un restaurante que te llevará la comida, pero no serán este tipo de grandes plataformas ya que ellos tienen acuerdos con algún repartidor local, e incluso los propios negocios usan a los repartidores para algún mandado. Entre ellos se organizan usando las tecnologías que tienen a su alcance y gratis, como WhatsApp”, señala.
Es ahí donde Babé considera que hay una oportunidad para integrar la tecnología para que los repartidores y las redes que se han creado hagan mejor su trabajo y tengan una mayor eficiencia, incluso con oportunidades de inclusión financiera.
“Podríamos ayudar a la base de la pirámide pues tendrán acceso a que ganen más dinero, pero también les puedes empezar a ofrecer opciones de financiación. Tiene que haber estructuras financieras de crédito. Si ya sabes cómo trabajan, cuánto reparten y eso se digitaliza, los datos los tienes muy claros para que puedas darles esas oportunidades financieras”, advierte.
Sobre la competencia con las plataformas, Babé afirma que podrían ser complementarias al servicio que ya ofrecen.
“Les veo más como aliados que como competidores. Sinceramente, creo que uno puede ayudar a escalar al otro y viceversa. Justo lo que creo es que son complementos muy buenos”, destaca.
En cuanto a inversión se refiere, Babé vislumbra una oportunidad para México. “Todo está pulverizado y si es posible desarrollar una tecnología que haga que todo eso sea más eficiente, seguramente el que hace mandados podría hacer más mandados y ganar más dinero porque incluso podría gestionar mejor sus cobros y sus pagos”, afirma
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Más allá de entregar pizzas o sushi
Sí, antes de obsesionarme con la industria de “mandados” en zonas rurales, yo también pensaba que este servicio era un lujo. Una dinámica que solo se daba en zonas con alto poder adquisitivo. Delivery o ‘mandados’, como se llama comúnmente, es mucho más que eso.
He sido testigo de la transformación que genera en una comunidad tener un grupo de personas con una moto, acercando productos y servicios de un lugar a otro, dentro de los 10 kilómetros que abarca una población.
Pero, ¿por qué va más allá? El delivery en zonas rurales o suburbanas apoya a la señora que está trabajando un turno completo y necesita llevarle comida a sus hijos, pero no puede salir del trabajo, tomar un camión, ir al mercado, regresar a su casa, cocinar y volver al trabajo. Es también el productor de nopales en Hidalgo que no quiere pagar un precio ínfimo por su producción al camión de la central y prefiere comercializarlo en su comunidad a través de la red.
Es la señora que no puede salir de casa por educar a sus hijos, pero que desde ahí, con un modelo de “dark kitchen” vende desayunos a través de la red y ahorra para algún día abrir su local.
Es la emprendedora que no puede salir a abastecer su negocio por el riesgo que esto implica para ella, y no tiene otra opción que pedir sus insumos en su domicilio a través del servicio de “mandados”.
Y podría seguir con más ejemplos sobre el poder que tiene esta industria para revolucionar las distintas dinámicas económicas de una comunidad.
Veo aquí una oportunidad, que si la aprovechamos puede ser la brecha que nos permita digitalizar, por fin, a los millones de microempresarios en México y Latinoamérica, que al día de hoy no hemos logrado entregar exitosamente los beneficios que trae la digitalización
Si bien las plataformas que hoy utilizan es WhatsApp, creo que es momento de empezar a crear productos digitales adaptados a las necesidades de los emprendedores latinoamericanos, con una calidad de clase mundial, que ya somos capaces de construir en la región.
Le llegó el unbundle a WhatsApp
Esta palabra surge de un artículo publicado por Andrew Parker, donde destaca a las empresas que buscaban atacar verticales específicas de Craigslist. Desde entonces, han surgido muchos cuestionamientos sobre cuál será la gran plataforma horizontal que será desagregada en esta década.
Latinoamérica, una región donde el 94 por ciento de los usuarios de internet ha descargado WhatsApp, puede convertirse en una fuente de nuevas oportunidades, en donde se desarrollen soluciones adaptadas a estas nuevas verticales, que emergieron a partir del uso de esta plataforma de mensajería.
Creo que WhatsApp podría cumplir con algunas de las características que propiciaron el “unbundle” de Craigslist hace unos años, como que sea una plataforma horizontal, es decir, abarca muchas áreas sin enfocarse en usos particulares; y que existan diferentes categorías de usuarios dentro de la plataforma.
Si bien la industria de “mandados” o delivery a domicilio, es una que ya está teniendo impacto, hay muchísimas otras verticales de negocio que están apalancadas sobre WhatsApp ante la falta de soluciones que les permitan escalar y consolidarse.
Creo que es cuestión de tiempo, o de que WhatsApp comience a servir a estos nichos de mercado, o los creadores de productos digitales en Latinoamérica, sensibles a los hábitos del usuario en la región, comencemos a ser protagonistas del nuevo posible gran unbundle.
— Por Ricardo Rubio, colaborador Invitado y cofundador en kometa.shop.
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