México y el ‘tren del nearshoring’
“A México, aunque no quiera, le va a ir muy bien… mientras no se cierre”, dijo esta semana uno de los socios directores de EY, firma especializada en servicios profesionales, en un encuentro privado con líderes de opinión y editores de medios nacionales.
Víctor Soulé, CEO de EY México, afirmó que “en la firma somos optimistas”, porque “honestamente el país se ve bien”.
Su optimismo está sustentado en que México tiene grandes ventajas para beneficiarse del proceso de relocalización de empresas y líneas de manufactura para abastecer al mercado de Estados Unidos (nearshoring), como su ubicación geográfica y su mercado laboral, que sigue mostrando fortaleza, entre otros factores.
De hecho, “el mercado laboral de México en manufactura es de los mejores del mundo”, destacó el conocedor del entorno empresarial.
Esto viene a cuento porque la Secretaría de Economía informó que, según cifras preliminares, en 2022 México recibió 35.3 mil millones de dólares por concepto de inversión extranjera directa (IED).
El flujo, que representa un incremento de 12 por ciento respecto a 2021, es el monto más elevado para un año completo desde 2015.
Si bien no es un mal dato, prácticamente en una quinta parte responde a movimientos de IED extraordinarios por la fusión de Televisa con Univisión y la reestructura de Aeroméxico.
Ambas operaciones, llevadas a cabo en enero y marzo de 2022, respectivamente, sumaron casi 6.9 mil millones de dólares.
Si se restaran, la IED captada el año anterior sería de 28.4 mil millones de dólares, equivalente a la recibida en 2020, el primer año de la pandemia.
Además de la presencia de ingresos extraordinarios, en 2022 se registró una notoria desaceleración en los flujos de inversión directa a partir del segundo trimestre.
En términos de flujos, la IED se redujo a 3.1 mil millones de dólares entre octubre y diciembre de 2022, lo que aún debe confirmarse cuando los datos sean actualizados.
Por lo pronto, esto es casi siete veces menos de los 21.2 mil millones de dólares captados entre enero y marzo previos, cuando se concretaron la fusión de Televisa con Univision y la reestructura de Aeroméxico.
Economía informó que, por tipo de inversión, 48 por ciento de la IED recibida en el último año provino de nuevas inversiones en México, 45 por ciento de reinversión de utilidades y 7 por ciento de cuentas entre compañías del mismo grupo.
Por sector económico, el que más captó inversión –36 por ciento de la IED– fue el manufacturero, cuyo buen dinamismo es resultado de la reactivación de la industria automotriz y de su alto potencial por el nearshoring.
Por país de origen, el 42 por ciento de la inversión provino de Estados Unidos, que se mantiene como el principal inversionista en México con un horizonte de largo plazo, seguido de Canadá con casi 11 por ciento.
Esto quiere decir que nuestros socios en el T-MEC aportaron más de la mitad de la inversión foránea recibida en 2022.
Un análisis reciente de HSBC concluye que México se encuentra en una posición estratégica para aprovechar los beneficios del nearshoring, lo que podría traducirse en IED de entre 35 y 40 mil millones de dólares en 2023.
Las expectativas de IED provenientes de la encuesta del Banco de México entre analistas del sector privado se ubicaron en enero pasado en 33 mil millones de dólares para 2023.
Si se considera que en 2022 la economía mexicana captó IED por 35.3 mil millones de dólares, según los datos preliminares publicados esta semana, habría una baja del orden de 6.5 por ciento.
En 2023 ya no habría movimientos de IED extraordinarios, como los de Televisa-Univision y Aeroméxico, pero sí nuevas inversiones como la de BMW en su planta de San Luis Potosí para fabricar vehículos eléctricos.
Según los socios directores de EY México, las inversiones en el sector automotor son una “clara muestra de la confianza en el país”.
Sin embargo, “hay temas que podrían generar algo de desconfianza”, como los conflictos geopolíticos y la incertidumbre política interna.
El riesgo es que la incertidumbre en el ambiente empresarial puede reflejarse en una mayor cautela que detenga las inversiones.
Dicho lo anterior, si hoy México recibe 35 mil millones de dólares anuales de IED, el reto es lograr un incremento a 40 mil millones, cuando menos. ¿Se puede?
La respuesta está en qué tan al inicio del ‘tren del nearshoring’ quiere estar el país… o qué tan atrás.
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