La persona en la empresa y la empresa en la persona

“Una empresa es tan buena como la gente que trabaja en ella”.
Mary Kay Ash
“Las empresas deben hacer lo posible para que su gente crezca. Una gran empresa se hace con grandes personas”.
Jordi Collell
Hace dos semanas, presenté mi libro La persona en la empresa y la empresa en la persona(1), publicado por la editorial NUN. Agradezco mucho la valiosa participación de Alejandra Lincoln-Strange Ochoa, editora en jefe de ISTMO, Claudia Jañez, expresidenta de Dupont Latinoamérica y consejera independiente de diversas empresa y organizaciones, Yvette Muncharaz, profesora y directora del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) del IPADE y Alberto Ross, director del Instituto de Humanidades de la Universidad Panamericana. Sus comentarios fueron francamente muy interesantes e ilustrativos.
En el libro, intento definir a la empresa no solamente como una organización que genera beneficios a sus accionistas, de hecho, la empresa es una organización muy eficaz que transforma “insumos” y los convierte en una propuesta de valor para satisfacer la necesidad o resolver el problema de un cliente. Además, tiene que ofrecer algo interesante y útil.
Este fenómeno de la empresa, en su desarrollo, va produciendo efectos adicionales muy importantes: genera empleos de manera eficaz, paga impuestos que benefician a la sociedad, compra sus insumos a proveedores y, con ello, robustece a la economía.
Tomando conciencia
Recientemente, la Business Round Table, una asociación fundada en 1972 por los CEO de las mayores empresas de EU reconocieron este hecho y cambiaron su objetivo, que hasta 2019 había sido: “Maximizar los beneficios de los accionistas por encima de cualquier consideración”.
A partir de 2019 declaraban su nuevo objetivo:
Nos comprometemos a:
• Entregar valor a nuestros clientes.
• Invertir en nuestros empleados.
• Tratar de manera justa y ética a nuestros proveedores.
• Apoyar a las comunidades en las que trabajamos.
• Generar valor a largo plazo para los accionistas.
Cada uno de estos grupos involucrados es fundamental. Nos comprometemos a entregar valor a todos ellos, para el éxito futuro de nuestras empresas, nuestras comunidades y nuestro país”.
Ya se ve que entendieron que la empresa tiene un profundo impacto en los ‘involucrados’ o stakeholders, que debe ser tomado en cuenta por ellas.
Son precisamente las personas que trabajan en la empresa, quienes, si la empresa es bien dirigida, se ven beneficiados. El concepto del “Valor Humano Agregado” desarrollado por los profesores Antonio Valero y Carlos Llano, me parece fundamental, y llamarlo así, es acertado: Si las empresas “añaden” valor al producir sus productos, los empleados “crecen” como consecuencia de hacer bien su trabajo.
Este VALOR HUMANO AGREGADO, sugiero en el libro, se presenta en tres ejes:
• La empresa HUMANA.
• La empresa PLENA.
• La empresa INTELIGENTE.
Están puestos como ejes porque creo que, según sea la empresa, puede acomodarse en algún punto de cada eje. Por ejemplo, una empresa donde los colaboradores solo son requeridos por sus capacidades mecánicas, al estilo del obrero de Tiempos modernos, la película de Charlie Chaplin, estaría en el extremo “Mecanicista”, y, conforme la empresa trate a la persona como un ser humano, dándole posibilidades de crecer y mejorar como tal, avanzará hacía el otro extremo del eje, el “Humanista”, y así con cada uno de los tres ejes.
Estos tres ejes se definen así.
Eje 1. La empresa HUMANISTA:
Lugar donde los trabajadores, mediante la realización de su trabajo, y al ir adquiriendo capacidades, también adquirirán virtudes y lograrán perfeccionarse como personas (definido como “creación de valor humano agregado”).
Eje 2. La empresa PLENA:
Lugar donde los trabajadores conviven con otras personas, forman equipos de trabajo que persiguen fines comunes y se involucran en los resultados de toda la organización.
Es el “ámbito de la dimensión social y comunitaria de la empresa”.
Eje 3. La empresa INTELIGENTE:
Lugar donde se “racionaliza” el esfuerzo y se aprovecha la inherente búsqueda de la eficacia que existe en las buenas empresas.
Es el “ámbito racional”.
Ha sido muy halagador ver lo bien que ha sido recibido este libro, lo agradezco mucho y creo que refleja una realidad muy presente: la empresa es un ente que crea riqueza y, si es bien dirigida, contribuye al mejoramiento de la comunidad, empezando por quienes ahí trabajan.
Profesor Decano del área de Política de Empresa (Estrategia y Dirección) en el IPADE.
(1) “La persona en la empresa y la empresa en la persona”, Carlos Ruiz, Editorial NUN, México, 2021.

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